2.02.2006

Una mañana en la vida de:

Después de una buena noche de miércoles*; con muchos buenos recuerdos, buenas cervezas y acompañado de “buenas” personas, escuchando buenas canciones que siempre estarán presentes en mi mente, canciones de un grupo al cual estaré longevamente agradecido, interpretadas por algunos “magos” del azar de la Bogotá nocturna, que aunque debo admitir que por un momento me llegue a sentir molesto pues me pareció que mas que un tributo era uno de esos remedos satirizantes, que tanto repudio me provocan... en fin, termino por predominar en mi la “felicidad” de volver al pasado donde otras eran las responsabilidades y expectativas. Una corta pero relajante siesta de la cual no quería despertar y empieza mi fatal rutina, convertido en un autómata me levanto, disfruto de un buen baño y un dulce desayuno, ¿me afeito o no?, obra la cerveza de la noche anterior, dulce guayabo de juerga entre semana, aquel guayabo vale huevista, así que la respuesta es obvia, entro al “orgullo bogotano”, aquel largo bus rojo atiborrado de caras que comienzan a ser familiares, me siento incomodo y trato de ocupar mi mente en alguna de esas de esas largas y banales divagaciones que ocupan la mente de este parroquiano, solo interrumpidas por el hallazgo de un objeto “extraño” (El beso y otros cuentos, Antón Chévoj”) en mi bolsillo, en el cual agoto mi atención, tanto que escasamente me percato de cómo salí del bus y mucho menos de cómo salí de la estación, solo alcance a percibir un brillante día que perturbaba mi lectura, lo cual hizo que retirara mi vista de aquel objeto y levantar la mirada al horizonte, me encontraba en lo alto del puente peatonal de la estación de la 100 mirando al horizonte donde se dibujaban un par de difusas pero bellas franjas amarillas y rojas, pensé que era lo mas bello que había visto en mucho tiempo ...

*siempre me han gustado los miércoles, pero hace mucho no volvían los miércoles a mi vida.

Talvez perdería una buena costumbre “rola”, si no agradezco a aquellos responsables del día sin carro y de los libros al viento ... así que, gracias

2 Comments:

At 2:40 p. m., Blogger miss k said...

buen miércoles eso es claro... pero paila para el soporte al ciclista incauto...
buen libro y saluditos!

 
At 10:39 p. m., Blogger ninguno said...

los miercoles, son como la lluvia,un filtro que separa los que corren de los que caminan

de dia no existe la pereza de empezar la semana ni el cansancio de haber sobrevivido una mas...y de noche solo salimos de rumba los desocupados y desentendidos, los demas tienen que trabajar o estudiar al otro dia, lo que hace de las noches de los miercoles un paseo mucho mas interesante que el de los viernes o sabados.......

bla bla bla

los miercoles

 

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